Dulce amor,
suave y callado.
Siempre presente,
siempre intangible.
Gran señor omnipotente,
que por amor te transformas
en un pedazo de pan,
y cual mendigo esperas
una visita de amor.
Cambia mi pobre corazón.
Imprime en mi alma tu imagen,
pues solo así podré corresponder
al amor que tu me das.
Maria Fischinger@ 2000