miércoles, marzo 05, 2008

Raquel y Linda

En un primer día del año escolar Raquel caminaba hacia la su plantel escolar y en el camino vio otra muchacha de su edad con el mismo uniforme

-¿Hola, en qué año estas? - le preguntó

-Estoy en segundo año,
- Mi nombre es Raquel y también estoy en segundo grado
- y yo me llamo Linda, contesto la otra muchacha.
Se dieron la mano y siguieron caminando hacia el plantel. Como la casa de ambas estaba a dos cuadras de distancia, durante los próximos años de escuela decidieron caminar juntas.
Unos meses antes de la graduación de secundaria Linda estaba muy contenta porque dos jóvenes se presentaron en su casa.
- Unos primos han llegado de provincia. No sabíamos que existieran, pero dicen ser nietos de un primo de mi abuelo. Me gustaría que los conozcas le dijo Linda a Raquel.
Al entrar a la casa Raquel vio a dos a e dos muchachos parecían casi de la edad de ellas y después de las presentaciones, Raquel saludo al abuelo de Linda, un anciano que tenía el honor de ser el último sobreviviente de la guerra entre su país y otro limítrofe además de también ser uno de los más ancianos de la ciudad y luego saludo a la abuela de Linda. Una señora de ochenta años que había quedado ciega hacia un tiempo.
- Hijita siempre debes de cuidar tu apariencia, ya eres una señorita, después de bendecirla y besarla en la frente le tocó el pelo y la cara y sus manos como era su costumbre.
Una mañana que Raquel fue a recoger a Linda en camino a la escuela el abuelo le dijo:
- Estos muchachos han caído del cielo. La pobre niña no tiene a nadie más que a nosotros. Ahora ya tiene dos primos y yo estoy más tranquilo.
Los padres de Linda murieron en un accidente durante un viaje a Europa. El abuelo y su nueva esposa se habían encargado de educar a Linda desde muy pequeña.
El abuelo mantenía una estrecha vigilancia sobre las amistades de Linda. Raquel era la única amiga que le estaba permitida y tampoco podía salir y entrar a la casa cuando ella quería. Linda aceptaba todas las restricciones como muestras de cariño tomaba en consideración la edad de los abuelos y no deseaba molestarlos. Ella había decidido ser obediente y agradecida con los dos ancianos que velaban por ella.
Unos días después de la graduación la radio anunció la muerte del último soldado sobreviviente de la guerra limítrofe. Raquel acompañó a Linda durante la misa y el entierro. La banda del ejército iba tocando detrás del féretro y una escolta de autoridades políticas y militares acompañó al ataúd hasta el cementerio. Linda con el velo cubriéndole la cara sollozaba silenciosamente.
Al llegar al cementerio y antes de colocar el ataúd en el nicho los militares dispararon salvas y Linda se abrazo de Raquel que agradecía el haber podido acompañar a su amiga que estaba
completamente sola en ese terrible momento.
- ¿Y tus primos?
- Se fueron a su provincia cuando el abuelo enfermo, regresaran pronto.
Ellos me van ayudar con los trámites de herencia y con lo de la pensión del abuelo. Son muy amigos del abogado Lucio Panza.
Raquel salió al extranjero por unos meses y regreso a la ciudad cuando perdió a su padre. Con sorpresa vio que Linda no venía a darle el sentido pésame y después de unas semanas fue a buscarla.
Tocó la puerta y uno de los primos salió a contestar.
- Hola, está Linda.
- No, ella ha salido,
- ¿Cuando regresa?
- Bueno no sé, no dijo cuando
- Y la abuela
- Ella murió hace unos meses
Raquel se empeño en ver a Linda y regreso en varias ocasiones hasta
que una joven salió a recibirla.
- Buscas a Linda
- Si
- Yo soy Linda, no me reconoces.
- No, tú no eres Linda, contesto Raquel asombrada.
- Los primos y la nueva Linda comenzaron a amenazar a Raquel
y llamarla “metete” por buscar amistades donde nadie la quería y la
echaron de la casa.
La nueva Linda era la hija de la sirvienta de Lucio Panza, el
abogado que los primos habían recomendado y Raquel jamás volvió a
ver a Linda.

Maria Fischinger @ 2008

2 comentarios:

Unknown dijo...

abrazos para ti que te mejores, que estés en fa, Julita

http://Juliesusfotosyescritos.blogspot.com

Maria Fischinger dijo...

Julita:
Un justo de leer tu comentario
Un beso
Maria